sábado, 22 de agosto de 2009

Capitulo 1: El signo de los ocho (Vet)

I
Vet

La leyenda contaba que en la noche del mundo, un ser de inmenso poder se había postrado frente a la gran luna naranja en medio de una tierra vacía con el deseo de crear la vida antes de que cayera el amanecer. La leyenda también narraba como él y siete creaturas igual de maravillosas, trabajaron esculpiendo y acomodando todo cuanto debía existir en el universo; la vida, los colores, el aire, el fuego, las estrellas e incluso, las bestias más horribles de las profundas cavernas. Ocho labrando prodigiosamente aquella tierra sin descanso, para al final, regresar al trono del que habían descendido y de esta manera contemplar su obra como lo que eran, los dioses del mundo.
Sin embargo, toda leyenda es más fantasía que realidad. Y dentro de esta leyenda, se había perdido ya una parte importante, quizá la más importante que los ocho dejaran como mensaje antes de marcharse: que volverían.
Vet, fue el primero. Su cuerpo yacía enterrado en el centro de un valle hermosísimo que él mismo había moldeado especialmente para ser su lugar de reposo. Le había bautizado en el principio de todo, con su propio nombre: valle Vet. Este lugar era la boca que formaban dos cadenas montañosas, las cuales, albergaban sendos volcanes en el centro de cada una de ellas; Vet había formado con su aliento estos dos volcanes para alumbrar la noche y poder admirar su obra aun cuando no hubiese luna llena.
Esta tierra en parte volcánica del valle era más fértil que cualquier otra en el mundo, allí, los árboles que adornaban las laderas eran enormes al igual que frondosos. De inmensa variedad de tipos también. Manaban de ellos frutos tan deliciosos y tan grandes, como los árboles en que florecían. La tierra era verde para donde se mirase, fresca a todas horas con un clima más bien templado gracias al cristalino río que fluía por el centro del valle. Flores de los más bellos colores engalanaban el lugar en todas las temporadas; rojas, azules, rosas, violetas, blancas. Campos enteros estaban llenos de ellas como extensas camas de reposo para gloriosos guerreros. Asimismo, una gran variedad de especies animales le daba al valle todo un vasto colorido entre plumas, escamas, pieles y pelambres. El viento que soplaba al atardecer siempre hacia recordar a sus habitantes que aquella, era una tierra fantástica; el olor de dichos campos los regocijaba a cada puesta del sol.
Y fue allí, justo allí, donde una creatura desconocida, enorme, fuerte, sobrecogedora, emergió quebrando el suelo y levantando las raíces de los grandes árboles que le rodeaban; su vigoroso ascenso sacudió la tierra misma causando un gran temblor que pudo sentirse en todos los rincones del mundo. En aquel momento, al sentirse esta creatura de nuevo viva y despierta, profirió un grito tan poderoso que, abrió el cielo alejando todo con sólo la fuerza de tal sonido; entonces al abrirse el cielo, pudo volver a contemplar el calido sol sobre su cara como antes de ese largo letargo… pero no estaba solo.
Al pasar de los amaneceres después de esa primer alba, muchas creaturas se añadieron llegando al valle para establecerse, una de ellas, los morps. Vet no recordaba haber creado a aquellas creaturas ni menos que estuvieran dentro de la creación que antes de su letargo, había quedado lista para tener vida. El más fuerte y visionario de los señores del mundo había levantadose en medio de la pequeña ciudad que estos seres edificaran en el centro del valle. Aquello era sin duda todo un suceso. Los morphs, creaturas de la mitad del tamaño de Vet y con tonos de piel desde el rosa al moreno oscuro así como cola, le miraron al igual de atónitos que asustados. Jamás se había visto una creatura de un color tan gris, robusta y del tamaño de los abetos medianos que crecían en la región, antes de aquel momento. Sus ojos eran de un dorado que infundían al mismo tiempo temor que encanto sin par; su semblante en aquel momento se mostraba furioso, mas incluso de aquella forma, podía notarse que ya estaba en el punto de rebasar la madurez. No tenia cabello pero su cabeza estaba coronada por dos cuernos ascendentes de tamaño mediano color vino y un par de orejas alargadas también. La creatura a los ojos de los morps era fascinante, empero, lo que impresionaba por sobretodo era esa gran armadura que le envolvía de la cual, sólo carecía de casco: pesada incluso a la vista, se trataba de placas de color negro con violeta en las puntas, que a pesar de estar enterradas debajo de la tierra húmeda, se mantenían brillantes cual acabadas de pulir. Aun inclusive de parecer muy pesada, no se trataba de piezas toscas sino de una fina hechura todas, algunas gruesas sí, pero sólo para darle mayor estética. Esta armadura en si misma ya hablaba de la fortaleza del señor del mundo.
En ambas manos portaba objetos igual de extraños que su altura y brillo de la armadura…
Aquellos que pululaban por el lugar se aterrorizaron por el poderoso grito de Vet así como su tremenda figura; algunos corrieron despavoridos al escucharlo, otros, huyeron al verle cual sobrecogedor era, pero los que transitaban justo debajo de su lugar de reposo en aquel momento, no tuvieron esa suerte… ellos habían sido algunos lanzados al aire bruscamente, mas hubo para su desgracia, quienes no cayeron tan lejos. El señor del mundo miró a los ojos entonces a quienes yacían tirados cerca de él, pero lo que vio no era precisamente aquella bienvenida que esperaba a su regreso: miedo.
No obstante, no profirió palabra alguna.
Al primer paso que dio, se apoyó en el extraño objeto que portaba en la mano izquierda: un lago bastón en forma de T del cual colgaba una insignia plasmada en tela. Los morps jamás habían visto cosa igual, mas nadie se atrevería a preguntar que podría ser.
Vet comenzó a andar de nuevo por el joven mundo.
A cada paso que daba el suelo resonaba con fuerza dejando enormes huellas tras de él. Mientras caminaba iba mirando con detalle cada cosa que se encontraba a su alrededor. Nadie se atrevía a ponerse en su camino, ni siquiera, a estar cerca de su ser. Sabia que el mundo se movería mientras el descasaba, pero ni aun él pudo predecir el curso de la obra que estaba mirando. Aquellas creaturas habían construido estructuras simples pero agradables; todas hechas de los materiales más primarios de la naturaleza: madera, paja y en algunos casos, piedra. Los olores que percibía eran una mezcla de estofados en el fuego, panes recién horneados, y la esencia de flores que recorría todo el valle. Vet sólo percibía con familiaridad este último, sin embargo, los colores de las nuevas cosas no le desagradaban. Dentro de su andar por el camino principal del poblado, se acercó a una ventana con curiosidad para tocar aquello que manaba un delicioso olor; la morp que se hallaba mirándolo desde esa ventana con asombro, huyó de la casa al sólo verlo acercase. Huyó gritando y esto a Vet le estremeció… no entendía su lenguaje, mas la reacción hablaba por si misma. Incluso entonces, no profirió palabra alguna.
Continuó con su objetivo primero y tomó la pequeña charola que se encontraba al borde de la ventana; sus textura era suave y su olor harto agradable. Vet no sabia si aquello era comestible, sin embargo, un impulso natural le obligó a probarlo. Era delicioso. La textura era suave al igual que caliente, su sabor dulce sin ser empalagoso. Un total agasajo al gusto.
Aquella experiencia animo al renovado señor. Continuó recorriendo el poblado conociendo y tocando cada cosa que le era nueva. En momentos delicadamente, en otros, no conocía la fragilidad de las cosas y no fueron pocas las veces en que destruía el trabajo de los morps.
Al mediodía, Vet ya había terminado su recorrido por el poblado morp. Levantó entonces su extraño bastón y habló así con su poderosa voz:

—Escuchadme todas, creaturas que habitan este mi valle; Yo soy Vet, señor y creador de este lugar así como de mucho de lo que hay alrededor de él. Mis hermanos y yo les dimos vida a ustedes al igual que a un mundo que encontramos desolado. A este mundo que hoy habitan. He despertado hoy para disfrutar de esa obra, mas al contemplar lo que ustedes han hecho con ella… he quedado crecidamente complacido. Que sea entonces este el día en que la historia comience a escribirse; el día en que mis hermanos regresen para admirar lo magnifico de nuestra obra. Y declaro así que cuando ellos despierten, sepan que esta será mi tierra —dijo mientras con brutal fuerza clavaba el bastón en el suelo— y que habrá de ser conocida desde este momento, como la magnifica Vey.

El silencio después de tal arenga fue sepulcral.
Los morps no entendieron nada de lo que Vet había dicho, pero la voz aun resonaba con fuerza en sus oídos. Y aunque nadie sabía a ciencia cierta lo que aquella gran creatura dijera, el símbolo que se dibujó en el suelo al ser enterrado el bastón, les anunció a los morps que la venida de ese enorme ser sin duda cambiaría totalmente su mundo. Tal símbolo era tan enorme, o quizá más, que el propio Vet; brillaba en carmesí cual si se tratase de hierro al rojo vivo en medio de la tierra café verdosa.
Proclamado esto, Vet continuó su andanza por el mundo dejando en lo que ahora se conocería como Vey, su reliquia clavada con el símbolo aun brillando.
La tarde y la noche de aquel día vieron el paso de Vet por su creación. Recorrió con paciencia cada lugar así como cada clima. Saboreó la dulce agua de los manantiales en Cea; palpó la textura de la arena en Pander, y de los árboles algodonados de Poripua; sintió el calor de las termas balgarianas al igual que el frío de la nieve en Grigoroth; escuchó los trinos de cada ave así como el bramido de cada bestia enfurecida. Ningún detalle de lo que existía en el mundo parecía quedar fuera de su escrutinio.
Aun sin satisfacer el deseo de conocimiento, el señor tuvo que regresar a Vey al fin de volver a contemplar allí aquella luna naranja testigo de toda proeza que en este mundo había logrado.
Pero en Vey, seguían sin recibirlo con alegría.

5 comentarios:

Allydna dijo...

Buenas!

Pues como dijiste parece que ya entiendo porqué les tienen miedo.
Y hoy ya comprendo la imagen xD

La verdad, no sé ver por donde van los tiros de la história. Esperaré a que avanze.

Te leo! ^^

Gabriel Hank dijo...

Gracias Dei, en verdad me anima saber que a alguien le gusta la historia :D

Anónimo dijo...

Bueno, esto se dibuja, sin duda, como una historia original donde las haya. E interesante, claro está.
He encontrado algunas comas olvidadas (lo he leído en Fantasía Épica, no sé si aquí estará igual) y un buen número de expresiones que me chocaron, pero de las que no puedo decir que sean incorrectas, pues ya me ha pasado muchas veces que mi castellano español me ha llevado a errores de ese tipo.
Por lo demás, curioso observar a los propios Dioses contemplar la obra de sus manos como si fueran niños recién llegados al mundo.
Enhorabuena.

Velkar dijo...

Perdón, soy Velkar, no sé lo que hice, jajaj

Jimmix dijo...

Buenas Noches Gabriel Hank. Leí el prologo hace unos días y hoy leo este primer capitulo. Me gusta como va la trama.